Como futbolero de pura cepa que soy, una vez que subí la nota anterior, me ví obligado a tomarlo como disparador y hacer una especie de segunda parte de la relación padre-hijo. Acá, me centraré pura y exclusivamente en "su" Huracán del 73 y "mi" Huracán del 2009.
Pará, antes dejame agregarte que la envidia que le tengo a mi viejo por haber vivido el campeonato del 73 (donde Huracán fue campeón) y yo no, es inmensa. Para que ocultarlo debajo de la alfombra. Ojo, igual, salió campeón perdiendo de local con Gimnasia La Plata eh. Digan que lo salvó que perdió Boca sino la vuelta la iba a dar por el comedor de su casa escapando de su padre quien le inclinaba la casa a base de cinturonazos limpios.
Volviendo al fútbol como centro de la escena aclaro desde el vamos que, si hable del 73 debo hablar casi por obligación del equipo del 2009 (El Tiki Tiki, bautizado por Olé después de que el globo apabullará a Lanús por 3-0 a mediados del torneo). Sabrá usted que el final fue trágico como pelicula de Tarantino aquella tarde/noche pero el recuerdo perdurá por siempre, se lo aseguro. Aquel día (y sobre todo, aquel campeonato) será dentro de varios años lo que le contaré a mi hijo tal como supo hacer aquel conmigo durante las extensas peregrinaciones hacia el Ducó.
Quizás por aquel entonces, su abuelo más entrado en años y estimo yo, con su inteligencia que lo caracteriza, deje de lado nuestro jueguito y le confiese a mis pibes la similitud tremenda que hubo entre esos dos equipos históricos que fueron adoptados por el pueblo futbolero inmediatamente. Tengo fé que declare su culpabilidad si se trata del mismo que ninguneó a un tal Pastore porque solo jugó 6 meses. Bue, no caerá aun de que en menos de un año El Flaco hizo más de lo que en su epoca hacian la gran mayoría en toda una carrera. Ah, creo que hoy mal no le va en el viejo continente al cordobés, creo.
PD: Feliz día Pa!
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